1939. La règle du jeu, The Rules of the Game. Director: Jean Renoir.
Enredos burgueses
La película La regla del juego se suele entender como una crítica de las costumbres burguesas y el film suele estar en todos los rankings de los 100 mejores largometrajes de la historia. Un film de denuncia social.
En 1939, año que por cierto se estrenó Lo que el viento se llevó y finaliza "La Guerra Civil Española" todavía era difícil concebir un verdadero cine de denuncia social, algo que ocurriría más tarde en los años 50 con el neorrealismo italiano o el free cinema inglés.
La película como la clase dominante está compuesta de personajes de lo más variopinto: inútiles, frívolos, hipócritas, superficiales, vanidosos.
El film muestra como la clase subalterna las imita y asume su visión de clase: sus principios y pautas de conducta. Toda una crítica que bebe Marx y del principio de contradicción de clase.
El nombre de la película Las reglas del juego hace referencia a un principio de hipocresía social: en esta sociedad son posibles algunas prácticas, como el amor extraconyugal, siempre que se guarden las apariencias y se oculta al prójimo.
Aunque el propósito de Renoir es interesante, se echa de menos un mayor contraste entre amos y esclavos, entre los personajes ricos burgueses y los sirvientes. Al final, todos acaban mezclados bajo el enredo de la mujer pretendida y se pierden los matices de clase, que en una obra de denuncia social son muy importantes.
Sin embargo, en mi opinión el film desdibuja demasiado a la clase baja, al servicio de un enredo burgués, con el que el espectador puede acabar empatizando.
Después de todo, la denuncia de una clase social concentrada básicamente en flirtear no nos puede parecer ajena a los espectadores del Occidente globalizado de la actualidad. Es más, podría decirse que los enredos sociales burgueses han acabado formando parte de la monotonía de las personas del presente. Sólo hay que echar un vistazo a las redes sociales.
Sin embargo, en mi opinión el film desdibuja demasiado a la clase baja, al servicio de un enredo burgués, con el que el espectador puede acabar empatizando.