M, el vampiro de Düsseldorf

1931. El vampiro negro. Alemania. Director: Fritz Lang

M, el vampiro de Düsseldorf, película
M, el vampiro de Düsseldorf, 1931




Nacimiento triunfante del primer thriller policial de la historia del cine


M, el vampiro de Düsseldorf (1931) es una correcta obra de cine de suspense policíaco, que sorprende aún hoy día por la capacidad del director por llevar a cabo un montaje de vértigo en esos años en que el cine todavía estaba explorando sus recursos.

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Un argumento polémico


La película nos cuenta la historia de un asesino de niñas (Peter Lorre) y de su búsqueda a manos de la policía y de la propia mafia, que está cansada de los ataques de la primera a causa de la búsqueda del sospechoso.

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El film de Fritz Lang tiene una estructura en tres partes. 


1) En la primera parte nos acercamos al asesino y vemos lo que es capaz de hacer llevado por su pedofilia esquizoide.  
2) En la segunda parte vemos cómo la policía trata de emprender una búsqueda desaforada para dar con el enigmático asesino.  
3) En la tercera parte se representa la caza del asesino, una vez que la policía tiene cada vez más cercado el terreno de la búsqueda.

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El terror del totalitarismo


La película respira una atmósfera extraña y nos presenta a una sociedad bastante paranoica y militariza.

La policía se nos antoja como una especie de escuadrón robotizado cuyo movimiento está regido por órdenes superiores. Quizás quepa hacer una lectura en clave histórica y preguntarse en qué medida Fritz Lang estaba denunciando a través de sus propuesta el terror a los totalitarismos que se estaban instalando en Europa. El nacismo se hacía paso en Alemania poco a poco.

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Fritz Land y M


Aunque el nombre de Fritz Lang ha acabado por asociarse a la película futurista Metrópolis, lo cierto es que se trata de uno de los grandes directores de la historia del cine. Su versatilidad para acercarse a los diferentes géneros lo equipara a otros maestros como Kubrick, Francis Ford Coppola o Ingmar Bergman.

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M, el vampiro de Düsseldorf pertenece a su largo paseo por el género del suspense, que tan bien elabora en propuestas como Perversidad o Encubridora.

Sorprende que un film de 1931 tenga tal complejidad de recursos cinematográficos perfectamente ensamblados. Ya sólo por este carácter pionero merece ser objeto de estudio, como lo es El nacimiento de una nación de Griffith o El acorazado Potemkin de Eisenstein.

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Peter Lorre, un personaje malo del cine


A destacar la interpretación de Peter Lorre, que ayuda mucho a perfilar el personaje indeseable sobre el que pivota la película. Su trabajo, como ya demostraría en los films de Roger Corman, garantiza plusvalías a cualquier producción de bajo presupuesto.

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