1922. Nanook of the North. USA. Director: Robert J. Flaherty.
El cine antropológico puede enorgullecerse tener una de las obras más importantes de esta temática: Nanuk, el esquimal (Nanook), realizada en 1922, en un momento en que todavía no había llegado el sonoro al cine (1928) y donde los medios para la filmación eran todavía escasos.
Debemos agradecer al explorador y cartógrafo Robert J. Flaherty que nos haya legado a la posteridad las más bellas imágenes del mundo de los esquimales en Nanook, esa sociedad que tan frecuentemente es traída al discurso como uno de los ejemplos de seres humanos, con un modo de vida aparentemente primitivo, que se perpetuó hasta bien entrado el siglo XX.
El trabajo de Flaherty como director de la película Nanuk, el esquimal tiene que ver mucho con el oficio de antropólogo, más exactamente con el de etnógrafo que acude a un lugar con el objeto de "empaparse" de la cultura del lugar. Y es que Flaherty convivió con los esquimales durante más de un año, compartiendo con ellos su modo de vida, sus estrategias de supervivencia, su economía de subsistencia. Y ya de paso, pudo captar escenas de gran belleza visual, viendo cómo estas gentes estaban fuertemente unidas frente a las inclemencias, poseían conocimientos de medicina natural, cazaban a los más diversos animales y tenían útiles de los más variopintos para adaptarse al terreno.
Aunque Nanuk está considerado el primer gran documental de la historia del cine, antes habría que citar otros trabajos como En la tierra de los cazadores de cabezas (1914) de Edward Curtis o South (1919), de Frank Hurley's.
En todo caso, no sería descabellado considerar Nanuk, el esquimal de Flahety como una etnografía audiovisual, dado el trabajo de inmersión en la sociedad aborigen, que tuvo que poner en marcha el posteriormente afamado director Robert Flaherty.
Si bien Nanook fue pionera, las relaciones entre el cine y el documental han sido una constante del audiovisual. Veamos algunas propuestas que recomiendo como innovaciones de esta imbricación.
La Hurdes (1940) suele ser una obra citada como el ejemplo de documental surrealista. Se trata de una producción en la que el autor nos muestra la miseria en la que vivían las gentes de la población humana, haciendo uso de todo tipo de encuadres y planos deliberadamente forzados, con el objeto de generar una impresión fatalista de aquellas personas.
Chronique d'un été (1960) es un ejemplo del llamado cinema verité, con Jean Rouch, film rodado con el filósofo Edgar Morin. La película está basada en la pregunta de si es usted feliz, que una mujer hace a los paseantes urbanos. El objeto del film era conocer las reacciones de las personas.
Paul Morrisey, discípulo de Andy Warhol, rodaría un buen número de películas que tenían por objeto documentar prácticas underground, de personajes marginales de la sociedad. Me parece interesante rescatar estas películas que, aunque ficcionadas, se adentran en modos de vida que el cine comercial siempre descuidó. Entre otras, cito a tres en las que participa su actor fetiche, Paul Morrissey: Flesh (1968), Trash (1970) y Heat (1972).
