1991. Curly Sue. USA. Director: John Hughes.
Porque todo el mundo debería tener un hogar y el cariño de los demás
Esta crítica va dirigida a la necesidad de todas las personas de tener un hogar.
La pequeña pícara, de nombre original Curly Sue (1991) es la 41ª película más vista de 1991, año en que Terminator 2: el juicio final era la opción favorita de los espectadores estadounidenses (fuente: Boxofficemojo). Con un presupuesto de 25M$, la recaudación de 33M en los USA no la deja en un mal lugar, aunque esto sabe a poco para un director como John Hughes que estaba acostumbrado a reventar la taquilla.
La película nos cuenta la historia de un padre "adoptivo" irresponsable, que trata de sobrevivir en el mundo callejero en compañía de su hija mediante artimañas, engatusando a la gente, para poder lograr lo que muchos anhelan: confort sin trabajar.
Nuestro dúo protagonista pasará de vagabundear por las calles de la ciudad, a pasar a ser un trío cuando decidan engañar a una mujer para hacerla creer que ha atropellado al padre de la cría. Es entonces, cuando comience el punto de inflexión de la película y cuando se plantee su parte dramática. Y es que el espectador se dará cuenta que el tipo de vida que Dancer (James Belushi) le está dando a Curly Sue (Alisan Porter) no es demasiado buena. Descubriremos que la niña, que ronda los diez años, apenas sabe leer, y que aunque tiene un gran optimismo por la vida, su padre no la ha enseñado a ser más tranquila y menos caprichosa.
La película de La pequeña pícara no es una gran obra en su ejecución cinematográfica. Aunque el gran director John Hughes estaba al frente del proyecto, la película tiene una puesta en escena mediocre. Así mismo, su reparto es mejorable. Y no es que el actor principal James Belushi lo haga mal o que la pequeña carezca de encanto. El problema tiene que ver más con los actores secundarios que rodean la producción, los cuales no dan un soporte adecuado a la trama. Además, la interpretación de Grey (Kelly Lynch) como la "madre adoptiva" del film no ofrece el contrapunto necesario para crear un juego de caracteres.
A pesar de todas estas pegas, que son importantes, el guión de John Hughes es bueno. Y cuando un relato es consistente, la película ya tiene muchos puntos para obtener una buena calificación. Así, La pequeña pícara es una película que nos habla de la necesidad que tenemos las personas de lograr una estabilidad en nuestras vidas. La calle no es buena, pese que los bajos fondos tengan un atractivo fílmico innegable.
Una vez más, John Hughes, vuelve a tocar un tema recurrente en su filmografía, que ya abordara en films como Mejor solo que mal acompañado (1987) o Solos con nuestro tío (1989): la importancia de las redes familiares y el amor entre las personas.
En mi opinión, la película de Curly Sue peca en exceso de "familismo", esto es, de valorar en exceso a la familia como gran valor de la sociedad. No hay que olvidar que en la sociedad estadounidense se da un peso excesivo a la familia como núcleo o soporte básico para la estabilidad de las personas, pero se olvida mencionar que también es el trampolín que permitirá a unos tener mejores oportunidades económicas que a otros. Aquello de la igualdad de oportunidades de todas las personas siempre fue una falacia, aunque sea un principio de casi todas las Constituciones de Occidente. Quien nace en una familia rica, lo tiene más fácil, como que dos más dos son cuatro.
Que John Hughes peque de "familismo" no es óbice para cargar contra su mensaje. Más allá de la familia, el hogar es una necesidad básica de las personas. Ningún ser humano, como nuestros dos protagonistas, deberían ser considerados un desecho social, un producto residual de la sociedad, algo marginal. Hughes trata de llamar la atención sobre la importancia de que la sociedad se vuelque con los necesitados, que la sociedad trate de proteger y ayudar a los desamparados, ya que todas las personas deberían tener derecho a un hogar y a la protección, formando parte de redes sociales, en el sentido antropológico (no tecnológico) del término.
La película consigue ir creando una trama in-crescendo. Logra que el espectador vaya entrando poco a poco en esta historia de amor por el prójimo. Hasta Kelly Lynch, la "madre adoptiva", le resultará enternecedora al espectador en su última parte.
En definitiva, La pequeña pícara es una película con un trasfondo social excelente. Es una pena que este film sea tan desconocido y poco apreciada en la filmografía de John Hughes y del universo fílmico en general.
Un film sensiblero, pero muy recomendable.
Esta crítica o comentario se lo dedico a todas los niñas y niñas que han tenido una infancia complicada.
Una vez más, John Hughes, vuelve a tocar un tema recurrente en su filmografía, que ya abordara en films como Mejor solo que mal acompañado (1987) o Solos con nuestro tío (1989): la importancia de las redes familiares y el amor entre las personas.
En definitiva, La pequeña pícara es una película con un trasfondo social excelente. Es una pena que este film sea tan desconocido y poco apreciada en la filmografía de John Hughes y del universo fílmico en general.
Un film sensiblero, pero muy recomendable.
Esta crítica o comentario se lo dedico a todas los niñas y niñas que han tenido una infancia complicada.
Puntos positivos: gran trasfondo social sobre la importancia de la familia, el hogar y el amor interpersonal.
Puntos negativos: realización muy irregular.
- Lo grande viene en envases pequeños.
- Una divertida historia sobre una familia... y la niña que le dio comienzo.
Temas
- la importancia del hogar y de la familia.
- la dificultad de adaptación de las personas.
- la necesidad de cariño del ser humano.
- la pobreza.
- la supervivencia humana.
- las estrategias para vivir del prójimo.
Mensajes
- Sin hogar, mala vida llevarás.
- Sin una familia estable, en la calle te verás.
- Sin educación, pocas salidas encontrarás.
- Sin trabajo, condenado a la pobreza estarás.
Algunos diálogos y frases de La pequeña pícara
1) Diálogo en el que el "padre" de la niña habla con la "madre adoptiva".
- Dancer (James Belishi): usted no lo comprende.
- Grey (Kelly Lynch): comprendo que la tiene abandonada.
- Dancer: no la tengo abandonada.
- Grey: usted la utiliza. Le hablo en serio señor Dancer.
- Dancer: ¡váyase al carajo! La he cuidado desde que era un bebé. Me he enfrentado a cosas peores que a una abogada yuppi y forrada que va por ahí intentando cambiar el mundo. Y, ahora, quítese del medio, o le daré unos azotes en el trasero.
- Grey: no va a asustarme.
- Dancer: lo único que me queda es esa niña. Si intenta usted apartarla de mí, soy capaz de matarla.
- Grey: dele una oportunidad, si es que la quiere.
- Dancer: de acuerdo, ¿cómo? ¿Cree que el estado de Illinois sabe lo que le conviene? Sí, la enseñarán a leer, la enseñarán a ser una marginada. Y cuando se metan con la beneficencia se estarán metiendo con ella.
2) Grey se reencuentra con Curly (la niña) y Dancer (su padre adoptivo), los cuales se fueron enojados cuando un amigo de aquella los ridiculizó.
- Grey: lo siento.
- Dancer: muy bien.
- Curly: es inútil que ya digas que lo sientes. Es tarde. Estamos ofendidos.
- Dancer: haz el favor, quieres, haz el favor.
- Grey: Walker es un idiota. Si se toma usted en serio lo que ha dicho es que es tan idiota como él.
- Dancer: todo esto es ridículo. Es completamente ridículo, los guantes, el abrigo y todo lo demás. No nos hace ningún bien. ¿Comprende? ¿Entiende lo que le digo?
- Grey: Bill, ¿a dónde van a ir?
- Dancer: por ahí... no se preocupe. Nunca tuvimos problemas para encontrar un sitio donde dormir. Usted por allí, nosotros por aquí y tan alegremente.
- Grey: no quiero que se vayan.
- Curly: le diré una cosa. Yo no pienso volver a entrar en ese horrible restaurante.
- Grey: tampoco yo. Vayamos a otra parte, a donde quieras. Tú eliges
.