12 hombres sin piedad

1957. 12 Angry Men. USA. Director: Sidney Lumet.

12 hombres sin piedad, película
12 Angry Men, 1957



La difícil decisión de un jurado

12 hombres sin piedad, 1957 es de aquellas películas que el tiempo ha puesto en su merecido lugar. Algo así está pasando con el cine de Alfred Hitchcock, condenado en su momento al más puro efectismo comercial, y considerado en la actualidad la obra de un genio.

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La película que nos ocupa pasó sin pena ni gloria por la taquilla, recaudando un millón de dólares, con un presupuesto 340.000$. (Fuente: Wikipedia). Aunque los académicos la nominaron en tres categorías, no pudo hacer nada con El puente sobre el río Kwai, excelente panfleto militarista pro USA, que pese a su efectismo pirotécnico no es si quiera comparable a la obra de Lumet, como ha juzgado la crítica a posteriori.

Sidney Lumet demuestra una vez más que es un especialista en el cine judicial, junto a otras producciones como Veredicto final (1982), El abogado del diablo (1993) o Declaradme culpable (2006). Su sentido ácido y crítico sobre la sociedad, que es especialmente visible en obras como Network (Un mundo implacable) (1976) Tarde de perros (1975) o Serpico (1973) muestran que Lumet es un peso pesado del cine.

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El film Doce hombres sin piedad cuenta con un Henry Fonda que hace, sin duda, la mejor interpretación de su carrera, que ni siquiera le fue reconocida con una nominación al Oscar, teniendo que esperar al año 1981 para que la Academia se rindiera ante su personaje en la obra "En el estanque dorado".

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La película de Lumet aborda la difícil decisión de un jurado a la hora de condenar o absolver a un joven acusado de asesinar a su madre. Frente a otras producciones centradas en la defensa que debería preparar el acusado con su abogado, la película abre en canal las entrañas de una decisión judicial. Se profundiza así en uno de los momentos más delicados y a menudo olvidados de un juicio, aquel en el que se decide la culpabilidad o inocencia de alguien.

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El film Doce hombres sin piedad es, por tanto, pionero en mostrar el proceso de una deliberación judicial. Es sorprendente que el cine no haya indagado demasiado en esta otra cara de las tramas judiciales. La obra de Lumet demuestra que hay un filón abierto en este sentido. Frente al protagonismo desorbitado de abogados, fiscales, acusados y testigos, hay todavía un vacío notable en las labores que llevan a un juez o a un jurado a tomar su decisión final. La película 12 hombres sin piedad es pionera en este sentido.

Más allá del abordaje de la temática judicial, el valor de la película reside en sus mensajes valiosos contra el racismo y los prejuicios y estereotipos que se generan sobre los desclasados, inmigrantes o gente que vive en la pobreza. La película muestra cómo influye la imagen que tenemos sobre algo a la hora de dar nuestra opinión sobre ello, sin apenas conocerlo.

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Así mismo, el film Doce hombres sin piedad es valioso porque nos enseña que una decisión judicial nunca puede abordarse como un mero trámite. Allá donde están en juego los derechos fundamentales de las personas nunca se puede ir con prisas y se requiere dedicar a ello todo el tiempo que sea posible. Cualquier atisbo de duda sobre la culpabilidad de una persona es suficiente para no fallar en su contra.

La propuesta sorprende también por la sencillez de su estructura, rodándose la casi totalidad del film en una salita donde delibera el jurado. Si el film de Lumet consigue atrapar al espectador es gracias a un montaje exquisito, donde las intervenciones de los diferentes personajes se van sucediendo a un ritmo ágil que consigue que la trama no decaiga.

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En mi opinión, la película 12 hombres sin piedad podría entroncar así con un cine de diálogo del estilo Woody Allen si no fuera porque la comicidad está totalmente ausente. Desde un punto de vista temático, no cabe duda de que la propuesta de Lumet se suma a otras grandes joyas del cine judicial: Testigo de cargo (1957), Anatomía de un asesinato (1959), ¿Vencedores o vencidos? (1961) o la insuficientemente reconocida Al filo de la sospecha (1985).

En definitiva, la película Doce hombres sin piedad constituye una proeza cinematográfica desde el punto de vista técnico, demostrando que la magia del cine no necesita de grandes efectos especiales, sino de explotar al máximo los recursos con los que vamos a trabajar.

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- Temas: decisión judicial, veredicto, el estereotipo de la culpabilidad,

- Mensajes de la película:

- (1) Los prejuicios y estereotipos raciales, étnicos y de clase social puede llegar a condenar como culpable a una persona inocente.
- (2) Toda deliberación judicial exige el tiempo necesario para examinar a fondo cada una de las pruebas.
- (3) La presión de una mayoría grupal sobre una minoría puede influir en que ésta asuma los postulados de la mayoría. (Demos gracias a que siempre hay personas sensatas como el personaje de Fonda que no se dejan influir tan fácilmente)
- (4) Nadie debiera restar importancia al trabajo de un jurado y menos los propios miembros del mismo.

- Diálogo antológico:

- Jurado X. ¿Y cómo puede votar inocente?
- Jurado protagonista: Había once votos de culpable. No resulta fácil levantar la mano y enviar un chico a la muerte sin hablarlo antes.
- Jurado X: ¿Quién dice que sea fácil?
- Jurado protagonista: Nadie
- Jurado X: ¿Piensa que he votado deprisa? Estoy totalmente convencido. No podría hacerme cambiar ni que hablásemos cien años.
- Jurado protagonista: No pretendo hacerle cambiar, sólo creo que está en juego la vida de alguien. No podemos precipitarnos. ¿Y si nos equivocamos?

- Películas similares: Testigo de cargo (1957), Anatomía de un asesinato (1959), La herencia del viento (1960), El sargento negro (1960) ¿Vencedores o vencidos? (1961), Matar a un ruiseñor (1962), Veredicto final (1982), Al filo de la sospecha (1985), El abogado del diablo (1993) o Declaradme culpable (2006).

- Puntos positivos: puesta en escena magistral, interpretación de Henry Fonda, montaje de vértigo.

- Puntos negativos: -----------