1974. Il fiore delle mille e una notte. Arabian night. Italia. Director: Pier Paolo Pasolini.
El Oriente místico desde la mirada pasoliniana
Las mil y una noches (1974), en inglés Arabian Nights es una de las mejores películas del director italiano Pier Paolo Pasolini, centrada en la mitología árabe medieval, basada en el libro del mismo nombre, que es una recopilación de cuentos orientales.
Última entrega de la Trilogía de la vida
Este es el último film que Pasolini rodó para la llamada Trilogía de la vida, compuesta por los títulos: El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noches.
Este tipo de obras pueden parecer a fecha de hoy obras desfasadas, ancladas en el tiempo de su realización. Sin embargo, en mi opinión, siguen manteniendo una gran frescura e interés.
Universo medieval
Las mil y una noches es una película parecida a Los cuentos de Canterbury, en el sentido de que nos retrotrae de nuevo al universo medieval. La diferencia clara es que mientras que en Canterbury nos vamos a una sociedad europea (británica), en Las mil y una noches nos trasladamos a una sociedad árabe.
Erotismo y desnudez
El erotismo siempre fue un ingrediente del que se alimentó Europa en su recreación del cercano y mediano Oriente. Lástima que en la actualidad, el integrismo religioso haya sepultado el erotismo. Ahora cualquier atisbo de sexualidad masculina o femenina está condenada en los países de religión islámica.
Pero en la Edad Media y la Antigüedad lo árabe estaba ligado a lo sensual, lo erótico, misterioso y seductor. Al menos, desde muchas de las referencias que llegaban a Occidente.
Pasolini no tiene repartos en mostrar a los jóvenes en actitudes fogosas y desnudos ante la cámara, de una forma inocente y sin caer en la alimentación del morbo. Más bien, se trata de buscar la inocencia de la pasión y ver la sexualidad como una necesidad básica de las personas.
Mitología árabe
En el film, Pasolini recrea con eficacia el universo literario de Las mil y una noches, una película que demuestra una gran sensibilidad y una capacidad de empatía y comprensión del otro muy lograda.
El film es de las pocas incursiones sólidas del universo místico oriental, capturado bajo la mirada de un cineasta europeo, pero con sensibilidad universal.
Pasolini logra rodar una película muy entretenida, que suspende al espectador en un niebla de extrañeza ante lo insólito de la belleza y rareza de sus imágenes. Está a la altura de su -en mi opinión- mejor película Los cuentos de Canterbury.