1969. Midnight Cowboy. USA. Director: John Schlesinger.
Free cinema con un guiño comercial
Cowboy de medianoche (1969) es una de mis películas favoritas, un drama social sobre un vaquero pueblerino que llega a la ciudad con el ansía de conquistarla, pero acabará siendo víctima de su inocencia.
¡Aquellos años 70 de la droga!
Estamos ante una película sobre la dificultad para buscarse la vida; sobre las trampas y engaños de unos sobre otros. Es un film desalmado, duro y urbano, con un protagonista carismático que lucha por ser enriquecerse en la ciudad con sus dotes de seducción.
El film Cowboy de medianoche ganó el Óscar en 1969, por lo que estamos ante una producción a tener en cuenta. Su estilo y estética entre finales de los sesenta y setenta es palpable en esas ropas aterciopeladas de los personajes, esos peinados de diseño, el boom de las drogas y la prostitución.
Similar al free cinema
Para todos aquellos que nos gusta acercarnos a la historia del cine hay un estilo conocida como "free cinema inglés" de las décadas 50 y 60 difícilmente comprendida. La obra If (1969) de Lindsay Anderson y La soledad del corredor de fondo (1963) de Tony Richardson suelen citarse entre las escasas obras de la corriente británica. Sin embargo, la revisión de la historia fílmica empieza a incluir a esta obra y a su director en la ola de cine documental, de movimientos de cámara ágil y preocupada por la temática social que caracterizó al free cinema.
Desde mi punto de vista, Cowboy de medianoche constituye una manera de acercarse al free cinema desde un planteamiento algo más comercial que las citadas obras, pero con una carga moral y frescura que no es ajena al movimiento del que participa.
El Nueva York más sórdido
La obra es una sugestiva incursión en los bajos fondos neoyorkinos bajo la mirada de un Jon Voight en el mejor papel de su carrera y con la compañía de un Dustin Hoffman, que representa el enlace con mundo tenebroso de la noche y las drogas.
Obra maestra del cine
Una película de 10 que se fragua por la casuística de la conjunción de aquellos elementos que hacen de un film una obra de culto: la textura documental de la película, la filmación en un formato que alarga los personajes y los revierte en mayor fragilidad, las actuaciones inmejorables y una puesta en escena que invita a introducirse en las entrañas de la película.
Si a todo lo ya añadido, le sumamos un música tan nostálgica como Everybody´s talking de Harry Nilsson, esta película lo tiene todo. Esta canción ganó el Grammy, tras formar parte de la banda sonora de Midnight Cowboy.