1997. The Prestige. USA. Director: Christopher Nolan.
Conocida en Latinoamérica como El gran truco y en España como El truco final o El prestigio es una película de ilusionistas, expertos en los trucos y no de magos, expertos en la magia. Dos cosas diferentes, que también enseña el film.
"Je, je… os he vuelto a engañar” (Christopher Nolan)
De los 608 films estrenados en USA en el 2006, El gran truco ocupa el lugar 61 entre los más vistos, año en que "Piratas de mar caribe 2" fue la opción más vista. Habiendo costado la cifra de 40M de dólares, su recaudación de 109M es un éxito, aunque lejano a los 1000M que obtendría el capitán Jack Sparrow aquel año.
2010 fue el año de la magia, donde además de la película El truco final llegaron al mercado obras interesantes como El ilusionista con Edward Norton o El aprendiz de brujo, con Nicolas Cage; y otras obras menores como Merlín y el libro de las bestias, Mitos y leyendas: la nueva alianza, Justin Time, la producción francesa L'illusionniste, la colombiana El gran Sadini, la holandesa El pequeño ilusionista”y la chilena La creación.
Con Christopher Nolan uno tiene que estar en la retaguardia y más cuando la película que nos vende tiene el título castellano de El truco final. Y es que desde Memento (2000) ya estamos avisados de las preferencias de este creador por un tipo de cine laberíntico y pictográfico.
Empecemos por la parte positiva de la película. El gran truco es una película de gran calidad artístico-técnica, destacando su fotografía y su fabulosa ambientación decimonónica y unos paisajes envolventes. La historia, además de original, retrata un mundo pocas veces abordado en el cine, como es el de los magos-creadores o ilusionistas, no el de los magos-mágicos o sobrenaturales.
Y es que si hablamos de magos-mágicos tenemos miles de películas de este tipo, como Merlín el encantador (1963), La bruja novata (1971), Nicky, la aprendiz de bruja (1989), Matilda (1996), Prácticamente magia (1998), La espada mágica (1998), la saga de Harry Potter (2001 y siguientes), La invención de Hugo (2011), etc.
Sin embargo, si atendemos al mago como creador de trucos las referencias son menores, no pudiendo olvidar el clásico El mago de Oz (1939), El gran Houdini (1953) o El gran Buck Howard (2008). Ello nos invita a recibir con los brazos abiertos la propuesta de Nolan.
Así pues, no cabe duda de que la película tiene un cierto atractivo que te sumerge en una historia de invenciones, trucos de magia y rivalidad, donde destaca su contundente puesta en escena y fabulosas interpretaciones.
Sin embargo, y yendo a la parte negativa del film, una vez más tenemos que reprocharle a Nolan que se sume a este cine pictográfico que con la pretensión de creerse más “inteligente” que nadie, recurra al engaño del espectador hasta el último momento del film.
Cine de engaños
Y es que El último truco se suma a esa lista de películas del estilo El sexto sentido (1999), Memento (2000), Donnie Darko (2001) u ¡Olvídate de mí! (2004), cuyo cometido es tener engañado al espectador el mayor tiempo posible, con la pretensión de que éste, al salir de su asombro, no pueda hacer otra cosa que sentirse “alagado” porque su estafador ha sido muy bueno. Así pues, tenemos la paradoja de que uno que va tranquilamente a ver una película al cine, tenga que ponerse en retaguardia porque resulta que el film pretende engañarle.
Pero si todo quedara en un engaño meramente técnico como en El sexto sentido (1999) todavía la propuesta tendría un pase. Pero es que la película El truco final ofrece un planteamiento tan caótico y confuso, que uno no termina de saber a ciencia cierta cuánto hay de ciencia ficción y cuanto hay de realidad, lo que resulta bastante frustrante.
¿Verdad o mentira?
Y es que, cuando se reflexiona sobre qué mensajes o trasfondos morales contiene la película es cuando la obra de Nolan queda en pañales. El gran mérito de El truco final es lograr que millones de espectadores se interroguen tratando de averiguar qué es lo que han visto realmente, obviando la pregunta más interesante de cuál es la finalidad del film, además de engañar a todos los incautos.
Y no seré yo quien descalifique al cine-engaño de los últimos tiempos. Pero ya empieza a resultar sospechoso que muchas de esas obras acaben por figurar en los primeros puestos de los rankings, en parte por su gran destreza para engañar al espectador. Sin duda, “un gran mérito cinematográfico” éste de la estafa.
Por último, aprovecho aquí para reivindicar una película de magos bastante olvidada por la crítica, pero con excelente guión y actuaciones. Se llama Maestro en fugas (1982) con Raul Julia y Teri Garr, en una producción de Francis Ford Coppola.
- Temas: magia, espectáculo, ilusionismo, venganza, trucos, engaños, invenciones.
- Mensajes de la película:
. (1)- Jugar con la “magia” entraña peligros.
. (2)- La competencia por ser el mejor puede llevarte a tu destrucción.
. (3)- Los buenos trucos requieren muchos ensayos y sacrificio.
. (4)- Nada es lo que parece.
- Frases/párrafos de cine:
. (1)- “El sacrificio es el precio de un buen efecto”.
. (2)- “Todo el efecto mágico consta de tres partes o actos”.
. (3)- “Lo que queréis es que os engañen”.
. (4)- “Un auténtico mago intenta sorprender con algo nuevo, que intente sorprender a los demás magos”.
. (5)- “Eres un mago, no un genio. Tienes que ensuciarte las manos para poder conseguir lo imposible”.
- Películas similares (magia sobrenatural): Merlín el encantador (1963), La bruja novata (1971), Nicky, la aprendiz de bruja (1989), Matilda (1996), Prácticamente magia (1998), La espada mágica (1998), la saga de Harry Potter (2001 y siguientes), La invención de Hugo (2011), etc.
- Películas similares (ilusionismo basada en trucos): El mago de Oz (1939), El gran Houdini (1953), Maestro en fugas (1982), El gran Buck Howard (2008), El ilusionista (2010), etc.
- Películas similares (cine-engaño): El sexto sentido (1999), Memento (2000), ¡Olvídate de mí! (2004), etc.
- Puntos positivos: buenas interpretaciones, fotografía, ambientación y escenografía.
- Puntos negativos: intento de engañar al espectador, trama caótica, ilógica, inconclusa, sin sentido, sin mensajes claros.